En el sector de la traducción existen numerosos lugares comunes.
Los mismos se han institucionalizado tanto dentro de él como entre aquellas personas que son ajenas a este trabajo. Sin embargo, algunos de estos falsos conocimientos calan entre la población y pueden llevar a errores por parte de los clientes, cuando se dirigen a contratar los servicios de un traductor profesional.
Una de estas falsas creencias es considerar las traducciones técnicas como de una complejidad mucho más elevada que la traducción literaria, por ejemplo, de cuentos infantiles. En este sentido, la mayoría de los traductores profesionales nos responderán que esta equivalencia no siempre se cumple. De hecho, la segunda área temática incluye un conocimiento no sólo de las lenguas de partida y llegada, sino que debe transmitir coherentemente el mensaje que se quiere llevar al público.
En el caso de la literatura infantil se cree, falsamente, que se trata de un trabajo de traducción fácil y sencillo, pues los relatos para los niños tienen un nivel de vocabulario y gramática sencillo, que no debe revestir gran complejidad para el profesional de la traducción. Nada más lejos de la realidad, pues muchas veces esta tarea se convierte en una enorme hazaña.
Si nos paramos a pensar, como ejemplo, únicamente en los juegos infantiles como la mancha, el pilla-pilla y cómo deben ser traducidos a otras lenguas, tenemos un principio de problema. Y es que aunque en inglés esta combinación sea sencilla y su par pueda ser traducido como tag, en otras lenguas requiere un esfuerzo añadido, fundamentalmente porque muchas veces estas prácticas no coinciden con las que llevan a cabo los niños del país o región en los que el cuento va a ser traducido.
Problema similar salta a colación cuando queremos traducir los nombres de personas. Gran dilema, porque no siempre elegir el nombre original hace que el menor se sienta identificado con el protagonista del relato. Esta reflexión es de gran calado entre los profesionales de la traducción pues dudan entre establecer el nombre original "Harry", "Peter", etc y su traducción a la lengua de destino.
Y es que, en este sentido, son varios los factores que influyen a la hora de decantarse por unos términos u otros. Entre ellos, la facilidad de los menores para memorizar aquellos aspectos que son más cercanos a su cultura y vida cotidiana. Así, los más pequeños de la casa asociarán más fácilmente términos que les son familiares, antes que aquellos que están traducidos del original, aunque formen parte del texto primero.
Por todo ello, es fundamental cuidar el lenguaje de la traducción infantil, ser consciente del público al que este tipo de trabajo se dirige y desarrollar una correcta comunicación con el cliente que contrata tal servicio. De la misma dependerá el éxito del texto traducido. Así, se deberá optar entre ser fiel a las condiciones del original o por el contrario, saltarse el texto en la lengua fuente y mejorarlo con los propios condicionamientos de la lengua y cultura de destino.
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