La voz es una poderosa herramienta para los profesionales de la locución, que cuentan con técnicas para proyectarla de manera clara y efectiva. Sin embargo, la calidad de su locución no reside solamente en sus virtudes, sino que también depende de la calidad del texto que tienen que interpretar. Los redactores de medios radiofónicos y televisivos escriben textos claros y organizados, que facilitan la lectura de los locutores.
A continuación presentamos una serie de elementos a tener en cuenta por los traductores para que los textos no pierdan su fluidez en la traducción:
Ritmos de las lenguas
La velocidad con que hablamos las diferentes lenguas está condicionada por la cantidad de información que transmitimos en relación al número de sonidos pronunciados. El castellano, por ejemplo, es una lengua que suele percibirse como “rápida”, ya que emite muy poca información léxica y gramatical por cada sílaba. El chino mandarín es más lento, ya que concentra mucha menos densidad informacional en cada sonido. Así, mientras el hablante español medio emite unas 150/200 palabras por minuto, el chino mandarín emite muchas menos.
Los traductores deben tener en cuenta estas diferencias idiomáticas a la hora de traducir un texto que se va a locutar, para intentar dar un ritmo acorde a la velocidad de lectura.
Fraseo
Cada idioma tiene su particular entonación, acento y ritmo, particularidades que afectan en gran medida la locución. Así, cada idioma tiende a hacer frases más o menos largas, con mayor o menor subordinación, etc. Una buena práctica para los traductores puede ser la de hacer lecturas expresivas de su trabajo, para comprobar que el texto se adapta al ritmo de cada idioma.
La expresión en cada medio audiovisual
Las características propias de cada medio audiovisual influyen tanto en los textos como en la locución. La televisión, por ejemplo, se acompaña de imágenes, por lo que la velocidad de la información locutada difiere de la de la radio, en la que los locutores deben además dar más entonación a su voz para mantener al oyente interesado. En el cine, por su parte, la expresión cobra su máxima importancia.
Formato y estilo
No es difícil percibir que los locutores también modifican su lectura según el formato y el estilo del programa, ya sea informativo, divulgativo, de entretenimiento, etc. Los traductores deben tener en cuenta el formato audiovisual al que pertenezca el texto: no se locuta de la misma manera una crónica que una noticia, un reportaje o un documental, por ejemplo.
El trabajo de los traductores debe garantizar que el esfuerzo de los redactores por facilitar la interpretación de un texto no se pierda debido a su trabajo. Así, muchos traductores se especializan en el sector audiovisual, en el que la demanda de traducciones profesionales sigue creciendo.
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