Como todas las lenguas, en castellano existen numerosos errores que se pueden evitar.
Algunos son cuestiones secundarias, en los que se cae por las prisas a la hora de utilizar el lenguaje. Pero otros requieren conocimiento de la lengua. Es por ello que a continuación analizamos siete errores muy comunes del castellano que se pueden evitar con estudio y aprendizaje.
1. Concordancia.
Es la tendencia, por parte del hablante, a pensar sobre la marcha, motivo por el que se centra más en el contenido que en la forma en la que este es enunciado. Decir “seis de cada diez lleva una mala alimentación” supone una falta de concordancia entre el sujeto y el número de personas al que alude, por lo que el verbo debería ser compuesto.
2. Subjuntivo.
La utilización incorrecta del subjuntivo también es un error frecuente. Se trata de una de las mayores dificultades a la hora de hablar castellano pues en muchas ocasiones se utiliza el indicativo cuando se debería utilizar el subjuntivo. Es el caso de “hubiese rechazado el empleo” o a través del uso de condicionales.
3. Preposiciones.
La utilización incorrecta de las preposiciones es un fallo muy frecuente para quienes están aprendiendo castellano, ya que existen numerosas dificultades para diferenciar cuál es la preposición exacta que se debe emplear con cada verbo.
4. Los leísmos, laísmos y loísmos son ejemplos constantes de la mala utilización de la lengua castellana.
El último es el menos habitual, que consiste en sustituir el pronombre “le” por “lo”. El laísmo consiste en un uso de “la” como complemento indirecto cuando a única palabra que puede cumplir es “le” y el leísmo es el uso de “le” cuando debería utilizarse “lo”.
5. Segunda persona del pretérito imperfecto del singular.
Es común añadir una “s” final a esta persona, cuando todas las conjugaciones que se llevan a cabo de esta manera son incorrectas.
6. Dequeísmo.
El exceso de la preposición “de” también implica un problema para los usuarios, aunque la carencia de la misma también se resuelve como si de un error se tratara. Por ello, hay que andar con precaución y equilibrar el uso de ambas expresiones.
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