En Optilingua trabajamos con numerosos intérpretes. Con el tiempo hemos identificado las habilidades más importantes para ser un buen intérprete. Son las siguientes:
Puntualidad:
Un buen intérprete llegará a tiempo , al lugar adecuado y estará listo para comenzar a interpretar de forma inmediata. Sencillo, pero importante.
Memoria:
La memoria de un intérprete es un elemento asombroso, sin embargo, los mejores intérpretes no la desarrollan de la noche a la mañana. Dedican miles y miles de horas de estudio y preparación en hacer de esa memoria la maravilla que es. Los intérpretes utilizan en gran medida la memoria a corto plazo, y al igual que sucede con un músculo, la memoria a corto plazo puede estimularse con la práctica. Los equipos de intérpretes de conferencias no son muy diferentes a los corredores de una carrera de relevos.
Disciplina:
Un intérprete profesional verdaderamente disciplinado sabrá cuándo y qué estudiar, así como el mejor modo de mantener sus habilidades. Abstenerse de permitir que los juicios personales afecten a la interpretación también requiere un alto grado de atención al detalle y un intenso sentido de la disciplina.
Ética:
Este es un aspecto que a menudo se pasa por alto, pero que es una condición fundamental de todo intérprete. La ética del intérprete abarca pilares tan importantes como la confidencialidad, el respeto y el conocimiento de las propias limitaciones.
Herramientas:
Cualquier gran intérprete contará con las herramientas necesarias para hacer que la experiencia de interpretación sea lo más fluida posible para el cliente. Las herramientas más utilizadas son el ordenador para realizar una investigación necesaria sobre el tema, un diccionario bilingüe específico, y un cuaderno y bolígrafo para tomar notas. Muchos intérpretes también llevan a cabo una reunión previa para hacer que la experiencia de la interpretación sea lo más natural posible para todos los participantes.
Competencia cultural:
El idioma y la cultura se encuentran extremadamente vinculados, por lo que es muy importante que todo intérprete esté muy impregnado de la cultura de ambos idiomas envueltos en la interpretación. En algunas situaciones las diferencias culturales se hacen más evidentes, y es en esas ocasiones cuando un buen intérprete demuestra sus mejores habilidades. El humor y los lenguajes simbólicos pueden ser complicados de interpretar, y las diferencias culturales pueden ser más pronunciadas en asuntos como la salud mental y los tratamientos paliativos.
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