El dominio de uno o varios idiomas extranjeros forma parte de las capacidades preferidas de un abogado, ya sea como criterio de contratación o parámetro para el desarrollo de la carrera profesional, una oportunidad para el desarrollo del bufete y/o la mejora de la calidad de la comunicación con clientes extranjeros. Además, pueden tenerse en cuenta, especialmente, las dificultades en este campo dentro de un mercado global que está accesible gracias a la tecnología digital. Afortunadamente, existen soluciones para apoyar a los profesionales del derecho menos experimentados con el manejo de los idiomas extranjeros.
¿Para qué sirve la traducción jurídica?
Aquí se ofrece una visión general basada en encuestas* que se organizaron en este campo sobre las costumbres y las necesidades de los bufetes de abogados.
El ejercicio de la práctica jurídica, aunque no requiera el dominio de uno o varios idiomas extranjeros, en ocasiones demanda, como mínimo, unos buenos conocimientos de alguno.
Desde este punto de vista, se realizó una encuesta en Francia para conocer la importancia actual del dominio de uno o varios idiomas extranjeros para el ejercicio de la profesión de abogado. Las opiniones estuvieron muy divididas: Para el 37 % de los encuestados, se trata de una competencia "útil"; para el 31 % es "irrenunciable" y para el 26 % es "importante" o "necesario". Solo el 5 % estiman que se trata de una competencia "facultativa".
De acuerdo con su propia experiencia, más del 85 % de los encuestados indicaron que hablaban uno o varios idiomas extranjeros: principalmente inglés (87 %) y en las mismas proporciones (22 %) alemán y español. Según los resultados de la encuesta, cabe destacar también que el 17 % de los encuestados indicaron poseer doble nacionalidad, el 43 % han vivido en el extranjero y el 63 % ya habían participado en cursos de formación jurídica organizados en un idioma extranjero. Entre los que no utilizaban servicios de traducción jurídica, hasta en el 45,5 % de los casos esto era debido a un dominio suficiente del idioma extranjero.
Con independencia del dominio de idiomas extranjeros, se constató que el 77 % de los encuestados ya habían utilizado servicios de traducción jurídica. Un tercio de los encuestados los utilizan varias veces al año, principalmente para una traducción al inglés (62 %). Le siguen al alemán y al árabe con un 30 %, respectivamente, y después al español e italiano (con un 20 %, respectivamente). Realmente, esto depende de los documentos que deban procesarse, pero la necesidad de traducción existe, sin duda, en los bufetes que no puedan recurrir a servicios internos, según el modelo de las estructuras internacionales.
¿Qué textos jurídicos se traducen?
Ya sean documentos oficiales, de contratos o escritos de cualquier tipo, la documentación a traducir es muy diversa. Y los litigios legales no son menos que la actividad de asesoramiento. Los resultados de la encuesta reflejan que las traducciones jurídicas necesarias son, principalmente, actos procedimentales (citaciones, instancias de parte, …), a los que hay que añadir sentencias y resoluciones judiciales (el 53 % y el 31 %, respectivamente). Les siguen instrumentos jurídicos de sociedades (estatutos, escrituras de constitución, revisiones, actas de juntas generales o sociales, cesiones de participaciones, …) con un 26 %, contratos y disposiciones contractuales (23 % y 19 %). Los protocolos suponen un 12,5 % de los trabajos, los poderes y los dictámenes periciales un 11 %, respectivamente. Cabe mencionar también las escrituras notariales (9,5 %), certificados del registro civil (8 %) y condiciones comerciales generales (8 %). Se produce una distribución similar también entre quienes no utilizan servicios de traducción jurídica, pero recurren a este tipo de servicios circunstancialmente: Es necesario traducir la información, principalmente, debido a actos procedimentales, sentencias y resoluciones judiciales (50 y 44 %), contratos (44 %) e instrumentos jurídicos de sociedades (34,5 %).
Competencias de los traductores jurídicos
La traducción jurídica requiere la utilización de una gran variedad de competencias técnicas o conductuales (las tristemente célebres Hard y Soft Skills ). Por el contrario, los indicadores que se tienen en cuenta para la traducción jurídica son multiformes. También hacen referencia al entorno en el que se presta el servicio. Con motivo de la encuesta, se propuso posteriormente a los abogados que utilizan servicios de traducción jurídica valorar diez criterios con una nota del 1 al 5, dependiendo de si consideran la variable "útil", "importante", "necesaria", "irrenunciable" o "imprescindible". Según lo esperado, el 80 % de los abogados encuestados consideran que la garantía de confidencialidad es "irrenunciable" y para la mayoría, incluso, "imprescindible". En lo que se refiere a la persona encargada de la traducción, se pone de manifiesto que ser traductor jurado se considera, principalmente, como "imprescindible" (37 %) o "irrenunciable" (26 %). Por su parte, la homologación era "necesaria" para el 47 % de los encuestados. La posesión de una titulación de tipo jurídico por parte del traductor es un criterio "necesario" para un tercio de los abogados encuestados. Por el contrario, la traducción por parte de una persona nativa a su lengua materna no parece ser un criterio decisivo, aunque dos tercios lo valoraron como "importante".
Además de la ejecución del encargo de traducción, en general, se consideran "necesarios" la rapidez de la traducción (52 %) y la posibilidad de ejecución del trabajo por parte de un único traductor (40 %). Respecto a la posibilidad de asesorar en la traducción y proporcionar feedback continuo, las opiniones son diversas, por lo que este punto se considera unas veces como "necesario" y otras como "útil". Esto es aplicable también a la especialización jurídica de la agencia de traducción. Su ubicación geográfica es un parámetro "útil" para el 60 % de los encuestados.
El cambio digital y las traducciones jurídicas
La traducción jurídica no ha podido sustraerse tampoco al cambio digital. Además, la inteligencia artificial es un factor de innovación. Los sistemas de traducción automática se perfeccionan con la utilización de algoritmos de Deep Learning (redes neuronales artificiales). Sin embargo, los usuarios y los clientes no tienen que preocuparse, ya que la intervención humana sigue siendo imprescindible. La traducción neuronal sigue teniendo que mejorar y, como en cualquier otro campo, el uso de la tecnología por parte del especialista que se ocupa del procesamiento posterior, permite también lograr el objetivo de obtener una traducción jurídica de alta calidad.
* Encuestas de la redacción de Village de la Justice
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