Actualmente, las empresas de todo el mundo comercian entre sí y, por lo tanto, realizan operaciones financieras. Naturalmente, esto es aplicable también a las empresas europeas que, por una parte, trabajan con dinero de otros países y, por otra parte, ofrecen a las empresas con sede en el extranjero posibilidades de inversión en el propio país. Todo esto tiene que documentarse y presentarse, se celebran contratos y se confecciona documentación.