Un día de oficina como cualquier otro: han llegado correos electrónicos de un nuevo socio en Japón y una solicitud de demanda de un importante cliente de Helsinki o Milán. El empleado encargado de responder lo hace en inglés; la comunicación transfronteriza está a la orden del día en todos los países. Pese a que en determinada correspondencia en inglés a veces no entiendes ni pío, crees que hoy no hay problema: basta con introducir el texto recibido en el programa de traducción automática y en un abrir y cerrar de ojos te la mostrará en el idioma que prefieras.